Vivimos en la era del más. Más publicaciones, más reels, más historias. más sonido, más de todo.
Y en medio de esa carrera por captar atención, muchas marcas se pierden y terminan generando ruido.
El problema no es la intención. Es el enfoque.
Todo ese esfuerzo termina generando resultados desalentadores. No por falta de calidad—porque en muchos casos el contenido es bueno—sino porque está desconectado, es repetitivo o la sobrecarga de mensajes simplemente distrae la atención.
¿De verdad aporta valor? ¿O simplemente es mas de lo mismo?
La saturación no construye autoridad. Aportar valor sí.
Hoy, con la Inteligencia Artificial al alcance de todos, producir contenido se volvió más rápido que nunca. Pero esa facilidad también disparó la sobreproducción de mensajes. Desde que se activa el teléfono en la mañana, el bombardeo comienza.
Y lo peor: en ese intento por «estar presentes», se publican cosas sin orientación. Sin propósito. Sin conexión real con lo que la marca representa. El resultado: desgaste del equipo, agotamiento creativo y pérdida de coherencia.
Ahora el problema no es la capacidad de producción. Ni la velocidad.
Sino la perdida de conexión con el propósito de la marca. La razón de ser.
No es publicar más. Es publicar mejor.
Publicar por publicar es como hablar por hablar.
O peor, desde el punto de vista de la audiencia – como tratar de escuchar tres canciones a la vez. Mucho ruido. Poco impacto. Ningún recuerdo.
Cuando se crea con intención, cada pieza tiene un rol. Un mensaje. Una razón para existir. No se trata de llenar el feed. Se trata de hacer la diferencia. De construir una narrativa sólida, con claridad y coherencia.
Eso es lo que realmente conecta. Eso es lo que posiciona.
Así que antes de subir el próximo post sobre IA, tendencias o herramientas…
haz una pausa breve y preguntá:
👉 ¿Esto aporta valor real? ¿O solo es más de lo mismo?
Menos, pero mejor.Siempre.
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